México, con su diversidad geográfica y climática, enfrenta retos considerables en la gestión de sus recursos hídricos, especialmente cuando se trata del agua subterránea. Este recurso, vital para la agricultura, la industria y el consumo humano, está siendo cada vez más amenazado por la sequía, un fenómeno que se está volviendo más frecuente e intenso debido al cambio climático. En este blog, exploraremos cómo la sequía afecta las aguas subterráneas en México, las implicaciones de este fenómeno y la necesidad urgente de implementar estrategias de manejo sostenible.
México se encuentra en una posición geográfica particular, situada alrededor del Trópico de Cáncer, lo que significa que gran parte de su territorio se encuentra en latitudes desérticas y semidesérticas. A pesar de estas condiciones, fenómenos hidrometeorológicos como huracanes y frentes fríos traen consigo importantes precipitaciones, especialmente en las regiones montañosas y costeras del país. Estos eventos son esenciales para la recarga de los acuíferos, pero su variabilidad y la creciente incidencia de sequías prolongadas plantean serios desafíos.
La recarga de los acuíferos en México depende en gran medida de las precipitaciones. Durante los períodos de sequía, la cantidad de agua que se infiltra en el suelo disminuye drásticamente, afectando la recarga natural de los acuíferos. Esta reducción se traduce en un descenso del nivel freático, lo que puede llevar a la desaparición de manantiales y a la disminución del flujo en ríos que dependen de las aguas subterráneas. En acuíferos someros, los efectos de la sequía pueden ser inmediatos, mientras que, en acuíferos más profundos, las consecuencias pueden tardar en manifestarse, pero pueden ser igualmente graves.
Ante la falta de agua superficial durante las sequías, la extracción de agua subterránea aumenta, lo que genera una presión adicional sobre los acuíferos. En México, donde más del 39% del uso consuntivo total de agua proviene de fuentes subterráneas, esta sobreexplotación puede tener consecuencias devastadoras (Soto, 2024). La reducción de los niveles de agua subterránea no solo aumenta los costos de extracción, sino que también puede llevar a la intrusión de agua salina en acuíferos costeros, deteriorando la calidad del agua y haciéndola inadecuada para el consumo y la agricultura.
La sequía no solo afecta la disponibilidad de agua para uso humano e industrial, sino que también tiene un impacto profundo en los ecosistemas que dependen de las aguas subterráneas. Humedales, ríos y otros cuerpos de agua pueden verse gravemente afectados, lo que a su vez impacta la biodiversidad y los medios de vida que dependen de estos ecosistemas. Además, la disminución del caudal de los manantiales y la reducción de la productividad agrícola pueden tener consecuencias económicas significativas, exacerbando la pobreza y la inseguridad alimentaria en regiones vulnerables.
El cambio climático está exacerbando la frecuencia e intensidad de las sequías en México. Esto, combinado con la creciente demanda de agua subterránea, plantea un escenario preocupante para el futuro. Las sequías más prolongadas y severas, junto con el aumento de la temperatura global, están alterando los patrones de recarga de los acuíferos y aumentando la presión sobre este recurso crítico (Sosa y Constantino, 2023).
Dado el papel fundamental que desempeñan las aguas subterráneas en el desarrollo de México, es imperativo diseñar e implementar políticas de manejo sostenible. Esto incluye la protección de las áreas de recarga, la regulación de la extracción de agua subterránea y la promoción de prácticas agrícolas y urbanas que reduzcan la dependencia de este recurso. Además, es esencial mejorar el monitoreo de los niveles de agua subterránea y la calidad del agua para prevenir la sobreexplotación y la degradación.
El impacto de la sequía en las aguas subterráneas de México es un problema complejo que requiere una respuesta coordinada y sostenida. A medida que el cambio climático continúa alterando los patrones de precipitación y aumentando la incidencia de sequías, la gestión adecuada de las aguas subterráneas se vuelve cada vez más crucial. Proteger y conservar este recurso no es solo una cuestión de supervivencia inmediata, sino también una inversión en el futuro sostenible de México.
La sequía es un recordatorio de la fragilidad de nuestros recursos hídricos y de la necesidad urgente de tomar medidas para asegurar su disponibilidad para las generaciones futuras. La acción comienza ahora, con políticas responsables, prácticas sostenibles y una conciencia creciente de la importancia vital de las aguas subterráneas en nuestro entorno.
by: Ph. D. Carolina Hernández Valerio
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