Después de un sismo, no siempre es evidente si un edificio quedó dañado. A simple vista, todo puede parecer bien, pero las estructuras muchas veces esconden deformaciones o debilitamientos críticos. Gracias al monitoreo post-sísmico, hoy es posible saber con precisión si un inmueble está en riesgo, usando tecnología como acelerómetros y deformímetros. En este blog, te explicamos cómo funciona esta evaluación y por qué es clave para la protección civil y la seguridad urbana.
En ciudades como Ciudad de México, ubicada en una zona sísmica activa, los sismos no son una posibilidad, son una certeza. Cada evento puede dejar secuelas invisibles:
Estas fallas, si no se detectan, pueden convertirse en colapsos durante réplicas o futuros sismos.
Es un sistema de instrumentación y evaluación estructural que permite:
Es una herramienta técnica y legal para autoridades de protección civil, ingenieros estructurales, administradores de inmuebles y desarrolladores.
Dato útil: En México, existen redes como la Red Acelerográfica de la UNAM y la SASMEX, que ya recopilan datos de eventos sísmicos en múltiples ubicaciones.
Se instalan en puntos críticos definidos por el diseño estructural y el análisis de riesgo.
Esto permite actuar de inmediato con decisiones informadas, y no con “intuición”.
En muchos municipios, especialmente en CDMX, el monitoreo post-sísmico se está integrando a los protocolos de protección civil:
“No se trata solo de salvar un edificio, sino de salvar vidas y evitar evacuaciones innecesarias.”
Este tipo de monitoreo es altamente recomendable para:
En el futuro, se espera que la normativa mexicana lo incluya como obligatorio en ciertas tipologías de obra.
Sin datos, todo queda en manos de la intuición. Y aunque se realicen inspecciones visuales, estas pueden pasar por alto daños estructurales internos.
Casos como el edificio Rébsamen o el colapso parcial del Tecnológico de Monterrey en 2017 evidenciaron la necesidad de:
Hoy, la tecnología nos permite saber cómo reaccionó realmente una estructura ante un temblor. Ya no es necesario esperar a que haya grietas visibles o muros caídos para detectar el peligro.
Con acelerómetros y deformímetros, tenemos la capacidad de leer los movimientos del edificio en tiempo real, detectar el daño antes de que sea irreversible y salvar vidas sin alarmas falsas.
Porque la ingeniería estructural no solo construye, también protege.
By: Ph.D. Carolina Hernández Valerio